(X)
Eras sólo una sombra,
y ya sentía tu poder, con todo.
Eras niebla que avanzó lentamente
el borde de un río de frenesí
y apagaba los ruidos de mi selva,
pasabas como un fantasma
y me quedaba secretamente aterrado
con que pasa volando el tiempo
en este primitivo apego a la existencia.
Eras la esencia que yace bajo mi superficie
sin esperanza en la materia.
Sombra del no saber eras un saber,
en la inocencia de un niño
inmune a las dificultades.
Años después entendí como tu nombre
me acercaba a los días de niño descalzo,
a la inconsciencia de la finitud.
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