domingo

Conscientes

En nuestra cabeza abierta brotó la flor rara de la conciencia.


La vida, lógica implacable con un motivo extraño,
cosecha de remordimientos inapagables
y cierto conocimiento de uno mismo que llega demasiado tarde;


hasta que se cierren los ojos en el simún del tiempo,

hasta el aroma del último de los silencios.

Empujados, por algo que ignoramos, buscamos nuestro límite desnudo;

como una piedra que golpea el silencio
mientras da saltos a flor de agua, hasta hundirse al fin,

La muerte, como un libro, no pregunta nada
pero contesta a todas las preguntas.

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