domingo

camaradas

Hoy pienso en los viejos amigos.

Les miro desde este presente difuso como una alucinación.

Son bellos camellos que hacían pequeño al desierto,

ellos encontraban mi oasis.

Todo se mueve pero nada cambia

en la engañosa lentitud de nuestro tránsito.

Hicimos con palabras un juramento de sangre, de vida...

fuego de nuestra juventud.

Engañosa lentitud...

velocidad imperceptible

lo más triste que tenemos es esa fuga.

He de reconocer que existe una enorme distancia (no física)

que separa a las personas.

Desconocidos que lo saben todo de mi...

hoy ofrecen su vela gastada, la poca luz de los recuerdos felices,

a alguien que necesita lo que ha perdido,

algo que quizás nunca tuvo.

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